DMR: el gigante dormido

Porque me llama la atención y nos invita a la reflexión, doy difusión aquí a un publicación del colega Francisco, EA7KLE, en el grupo Sala Andalucía *Original* de Telegram:

En el vasto universo de la radioafición moderna, el sistema DMR (Digital Mobile Radio) se presenta como una de las tecnologías más robustas, versátiles y, paradójicamente, más infrautilizadas de nuestro tiempo. Este estándar, que nació con vocación industrial pero que fue adoptado con entusiasmo por la comunidad de radioaficionados, ha sido injustamente encasillado y reducido a una sola de sus muchas facetas: el acceso a redes digitales a través de repetidores conectados a Internet o mediante hotspots personales. Pero el DMR es mucho más que eso. Es, en esencia, un sistema de comunicaciones de una potencia y flexibilidad que todavía no ha sido comprendida ni explotada en su totalidad.
La masificación de redes como Brandmeister, TGIF, ADN Systems o DMR Central ha traído consigo un boom de usuarios y un dinamismo muy notable en el ámbito digital. No obstante, el despliegue informativo que en su día impulsaron estas redes —especialmente Brandmeister— tuvo un enfoque marcadamente sesgado. La narrativa dominante se centró en explicar cómo acceder a estas redes digitales: cómo registrarse, cómo configurar un codeplug para enlazar con un repetidor o hotspot, cómo elegir un talkgroup. Pero se olvidó lo más elemental: enseñar para qué sirve realmente un equipo DMR y qué puede hacer por sí mismo, más allá del universo interconectado.

…se olvidó lo más elemental: enseñar para qué sirve realmente un equipo DMR y qué puede hacer por sí mismo, más allá del universo interconectado.

Hoy, muchos radioaficionados —especialmente los recién llegados al mundo digital— viven con la idea errónea de que un equipo DMR es poco más que una llave para entrar en Brandmeister o en TGIF, y que fuera de estas redes no existe nada. Es como enseñar a alguien a conducir solo para usar una autopista de peaje, sin contarle que también puede recorrer caminos rurales, trayectos locales o incluso explorar paisajes sin necesidad de grandes infraestructuras. Así de absurdo es reducir el DMR únicamente a las redes conectadas.
La realidad es que el DMR ofrece capacidades directas de comunicación punto a punto (simplex), replicando —y superando en muchos casos— las funcionalidades de las comunicaciones analógicas tradicionales. Además, existe una ya densa red de repetidores DMR en la península que puede utilizarse a nivel local, sin necesidad de ningún enlace a Internet. Pero esta funcionalidad, tan simple y poderosa, ha sido lamentablemente marginada. ¿Cuántos saben hoy configurar un canal en DMR para usarlo en simplex puro? ¿Cuántos han probado la calidad de audio, la eficiencia espectral y la posibilidad de usar dos canales simultáneos en un solo repetidor (TDMA) sin tocar siquiera una red digital?
Gran parte de esta confusión y desaprovechamiento puede atribuirse a la propia Brandmeister. Su hegemonía, su estructura y su insistente foco en lo global ha creado un ecosistema donde lo local ha quedado relegado. En vez de enseñar a operar con criterio, se ha enseñado a «entrar en la red», como si el DMR fuera inútil sin conexión a servidores remotos. Esta pedagogía incompleta ha generado una generación de radioaficionados digitales que dependen de Internet para comunicarse, algo que irónicamente contradice uno de los principios fundacionales de la radioafición: la autosuficiencia técnica y operativa.

En vez de enseñar a operar con criterio, se ha enseñado a «entrar en la red», como si el DMR fuera inútil sin conexión a servidores remotos.

Y no podemos dejar de abordar un mito particularmente dañino que aún persiste en ciertos círculos: que, en caso de una catástrofe, solo las comunicaciones analógicas sobrevivirán. Es un argumento que nace más del desconocimiento que de la experiencia. El DMR, en sus modos simplex o local, puede operar con absoluta independencia de redes, servidores o infraestructura externa. Un par de equipos, bien configurados, pueden ser una red autosuficiente de comunicaciones digitales, con calidad superior y mayor eficiencia que cualquier sistema FM convencional. En una emergencia, el DMR no es un obstáculo: es una herramienta formidable, si se sabe utilizar.
En definitiva, el DMR no está limitado por la tecnología, sino por la percepción que se ha creado en torno a él. Necesitamos una nueva pedagogía digital que vuelva a poner en valor lo local, lo sencillo, lo autónomo. Que enseñe que detrás de un equipo DMR hay mucho más que un codeplug preconfigurado con talkgroups lejanos. Que reivindique el simplex, el uso local, el experimento técnico y, sobre todo, la libertad operativa. Porque mientras sigamos enseñando que DMR es sinónimo de Brandmeister, estaremos dejando dormir a un gigante.

Internet, 4 de mayo de 2025.

DMR: el gigante dormido
DMR: el gigante dormido

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